En blanco. Mi mente no estuvo blanca como estuvo esta hoja antes de que yo escribiese.
Qué bien se siente cuando un caballero te abre la puerta ¿o extraño? O sea es que tú sientes que él no tendría de porque hacerlo. Después de todo tu también tienes manos. Fácilmente podrías girar la perilla y pasar. Pero se ve feo. Ese es el problema que se ve feo cuando un caballero no le abre la puerta a una señorita. Todo está en la imagen que mostramos a los demás. Lo que es comúnmente correcto es lo que debemos hacer. Cuando la gente te convence de que no puedes hacerlo termina por limitarte, y tú te rindes.
La mujer no tiene la misma fuerza que el hombre, pero puede desarrollar sus capacidades. La idea es no auto limitarse. Sino superarse. Debes de tomar tú las riendas de tu vida, pues es una sola cada persona independiente de su sexo es libre de actuar como le dé la gana siempre cuando no pase a llevar a los demás. ¿Y tú qué es lo que esperas para hacerte cargo de tu vida? De realizar todas las actividades que te plazcan aún así sean catalogadas de femeninas o masculinas. Porque así es como funciona, popularmente se cataloga un color, por ejemplo rosado femenino, los hombres que lo usan son homosexuales. O azul masculino y las mujeres que lo usen son lesbianas. Dios mío, sin creer en Dios lo digo, ¡qué cosas tan disparatadas permites! Que los hombres sean bien rudos y las mujeres muy delicaditas. ¿Dónde quedan aquellas personas que gustan de otras cosas? Son catalogadas de raras. Que injusticia más grande y también estúpida.
Veamos los trabajos, ¿por qué la mujer tiene que lavar los platos? Acaso el hombre, ¿no tiene manos? O quizás es que el tiene “demasiada rudeza” como para lavar un plato. ¿O servir una comida? Ahora nos toca a las mujeres, ¿Por qué los hombres tienen que reparar cosas? Nosotras si nos esmeramos también podemos lograr un buen trabajo, también es aplicable a la carpintería, cañerías, y cosas rudas. ¿Y por cierto, quién decide qué es rudo y que no? La sociedad imitadora, conformista, la que coincide con el resto sin cuestionarse. Los inmóviles intelectualmente hablando. Es por culpa de ellos que vivimos en una sociedad donde no hay un balance entre los deberes de los hombres de las mujeres, donde son divididos, o sea hasta los colores. A esto hemos llegado con nuestras distinciones. Hombres, por qué siempre los hombres. Ellos no son ni más ni menos que nosotras. Igual somos humanos. Así que los aires que desprenden sus sudorosas carnes no son muy diferentes a los nuestros.
Cambiemos esta historia sin sentido, levántense un día y laven un plato, mujeres aprendan mecánica o lo que quieran. Son libres, terminen con esa inmovilidad, esa auto limitación que se han impuesto. Todos son capaces de todo, con dedicación y persistencia.